jueves, 17 de diciembre de 2009

Texto para vos (texto para mi).

Cuando te pida perdón no me creas. Porque no me arrepiento de nada, ni me interesa arrepentirme. Arrepentirse significa estar dispuesto a volver al pasado para cambiar ese acto. Y no, no funciona así, aprendemos, aprendamos, aprehendamos. Te prometo que aprendo todo el tiempo, en cada acto, cada vez que pido perdón sin querer. Y, persona leyente, no se sienta aludido con el texto, porque me lo escribo a mi, a mi mismo. Porque yo estoy acá, pero también estoy allá, y en todos lados. Estoy en mi cuerpo y en el tuyo, soy mis pensamientos, pero creo los tuyos y soy parte de ellos. Soy parte de todo, como vos. Estoy y estaré, en un libro, en una boca, seré una palabra, una avenida, estaré impreso o pintado, en un útero o en el reflejo de la mirada de un gato. De lo que estoy seguro es de que estoy y seguiré estando, porque aprendo y es por eso que no me pido perdón, no me interesa. El perdón es para los arrepentidos. Me gustaría vivir sin detenerme tanto, vivir profundo sin profundizar en cada detalle, vivir cada detalle sin ahogarme por cada uno. No quiero volver al pasado a cambiar nada, eso podría poner en riesgo mi permanencia. Y si no vuelvo al mismo lugar? Dejo de permanecer? Quién sabe. Mejor seguir, mejor nunca dejar de estar, mejor siempre volver y nunca irse.
Siemens siempre me miró confiado: vos lo vas a lograr, porque ya lo lograste. Eso me decían sus dos ojos casi simétricos. Entonces, si ya está, puedo empezar a celebrar, o puedo simplemente limitarme a vivir. Pero siempre está, esa mínima duda, ese 0,00001 por ciento de posible error. Eso lo hace todo interesante, o hace todo difícil, lo hace todo apasionante. Y date cuenta de que no tenés que preocuparte tanto, estamos de paso, pero no estoy de paso. No me interesa el juego de palabras pero no estoy de paso, aunque estemos de paso. Y devuelta, no sientas que te estoy hablando, porque lo único que hago es estar hablándome. Conversaciones que al escribirse se ordenan y tienen mucho menos potencia que las de mi cabeza. Te hablo a vos y me hablo a mi, porque vos sos yo y yo soy vos.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Buscando a Wally

Diego mide 1.70, Beyró 1.80
Beyró tiene pocos años, unos 4 o 5, Diego tiene 25 años.
Beyro conquista, Diego quiere ser conquistado.
Beyró intimida, Diego es tímido.
A Diego le encanta jugar, a Beyró le encanta planear.
Beyró no sabe cocinar, Diego tampoco.
Diego habla, Beyró convence.
Beyró se hace el adulto, Diego es un niño.
Diego creó a Beyró, Beyró cree que se creo a si mismo.
Beyró se presenta primero, tiempo después llega Diego.
Beyró lo usa a Diego, Diego deja usarse por Beyró.
Beyró se hace el raro, Diego es raro.
Diego entrecierra los ojos, Beyró observa.
Beyró le tiene envidia a Diego y Diego se siente tonto por admirar a Beyró.
Diego va al psicologo. Beyró es psicólogo.
Diego tiene sueños. Beyró tiene objetivos.
Beyró puede lastimar. Diego se lastima.
Beyró protege a Diego del mundo exterior. Pero Beyró es quien lastima a Diego.
Diego hace lo que siente, Beyró lo que le conviene.
Diego admira todo, Beyró se admira.
Diego es artista, Beyró lo representa.
Diego quiere ser, Beyró quiere llegar
Diego se rie a carcajadas, Beyró sonrie perspizaz.
Beyró piensa, Diego siente.
Beyró hace llorar, Diego llora.
A Diego le fascina el principito, Beyró los colecciona.
Beyró es racional, Diego es emocional.
Diego vive en busca de la paz, Beyró en busca del caos.
Diego no se entiende, Beyró cree entender todo.
Diego quiere felicidad, Beyró éxito.
Diego le tiene miedo a Beyró, Beyró transforma ese miedo en su más poderoso motor.
Diego es mortal, Beyró cree que los hará inmortales.
Beyró ama esta dualidad, Diego la detesta y se averguenza.

Este post lo escribó Beyró.

martes, 3 de noviembre de 2009

Le Petit Prince

Claramente mi libro favorito.
En estos últimos dos años casi accidentalmente empecé a coleccionarlo en distintos idiomas. Parece ser que después de la biblia, es el libro más traducido del mundo. Pero como poca gente ha terminado de leer la biblia y todos de leer el Principito, lo considero el libro más leído en el mundo. No se si tiene mucho sentido lo que acabo de decir...
Cuestión que en muy breve vuelvo a bs as. Claro que en estos últimos dos años y medio me hice de muchos libros y cosas, entre ellas mi pequeña colección de anteojos y mi pequeña colección del pequeño príncipe. Y como todo no me entra en la valija dejo muchas de mis pertenencias en casa de Sebas, mi hermano, en España. Entre ellas mi colección del Principito, menos el último que me regalaron mis sobrinos ayer, uno de los mejores, con manuscritos y dibujos originales.
Ya que los dejo, decidí fotografiarlos y compartirlos. Hasta mi reencuentro con ellos.
Entre las distintas lenguas están: Español x2, Italiano x2, Ingles x2, Francés, Koreano, Chino, Cambodiano, Thailandés, Alemán, Portugues, Holandés, Catalán, Arabe.
Los que tengo dos veces es por alguna razón particular como ser una edición especial o alguna historia que lo merezca (como por ejemplo un principito italiano encontrado tirado por la calle pero no en italia, en Amsterdam...). Pero la idea no es repetir.
Los dejo entonces con las imágenes.
Un abrazo

































lunes, 26 de octubre de 2009

Cómo dejarse un bigote.

Déjese crecer la barba.


Sáquese una foto antes de comenzar.


Comience por quitar los lados.


Si, así.


Sáquese alguna otra foto para registrar el procedimiento.


Aféitese solo una linea, para corroborar una vez más, que ese nunca sería su estilo.


Sonría, usted tiene un candado.


Ponga cara desafiante, usted tiene un candado.


Si, así.


Asegúrese de no dejarse un candado.


Intervenga el candado de una manera graciosa.


Levante el mentón, usted tiene un bigote mexicano.


Hágase el rufián, usted tiene un bigote mexicano.


Sáquese otra foto.


Asegúrese de tirar su barba al tacho de basura.


Ponga cara de asco al tomar su barba con sus manos.


Sáquese una foto, usted tiene un bigote.


Alégrese, usted tenía barba y ahora tiene un bigote.