martes, 26 de marzo de 2013

Una semana



Ayer fue mi primer día ahí, mas o menos. No pasó nada malo, no estoy mal ni nada. Pero bueno, el trabajo es registrar. Venía de días bastante arriba, llenos de magia y novedades. Y ayer nosé, como que llegué quizás, paré la moto. No sé qué fue. Descompostura estomacal, un cansancio particular, y una sensación de soledad mezclada con aburrimiento. No aburrimiento, pero algo similar. No tengo a quién llamar para que me haga unos mimos, no tengo el amigo a quien llamar para ir a tomar algo. No tengo amantes, no tengo novias. Eso marca la diferencia principalmente. O será que yo me agarro de eso para marcar la diferencia. De todas maneras, así mismo con este mood, les quiero contar la semana.
Ya realicé mi primer trabajo, viajé hasta Gualajara en un cómodo Audi a filmar un gran evento que se realizaba allá. Me contrató Leo porque le gustan mis videos. Asique ahí fui. Claro, que el evento no eran mis vacaciones ni mis vivencias personales. Fue mi primera vez mezclando mi pasión espontánea por registrar momentos más bien íntimos con hacerlo de manera encargada (en video al menos). También eso tuvo su pequeño choque emocional. Pequeño, pero registrado. Desde afuera vale pensar que soy un quejoso, que es buenísimo poder trabajar de lo que a uno le gusta, lo sé. Soy conciente y agradecido de todo lo bueno, pero quiero ir por más. De Guadalajara no pude conocer nada. Legamos en auto 5 horas después y trabajé casi sin parar hasta pasada la medianoche. El evento estaba bueno, una especie de circo montado para motivar a vendedores de teléfono, como 550 personas. Al día siguiente regresamos por la mañana, ya viernes. Por la tarde el plan era viajar a Puebla para visitar a mi gran amigo y Hugo. Ante tanto cansancio me pareció mejor posponer el viaje para el sábado a la mañana, y así poder pasar todo el día en Puebla y luego también la noche. Hugo se quejó un poco. Hace 4 años que no lo veía, vivimos juntos con él y Pau en italia. Es como un hermano menor, en su siempre rol de hijo afectuoso. Fue lindo verlo y reencontrarlo. Cambiaron las dinámicas sin cambiar. Me gusta el lugar que me toca. Charlamos mucho sobre la vida, sobre las búsquedas. Le pude dar consejos prácticos. Y a cada uno desde su lugar y rol, nos hace bien vernos. Paseamos con él y con su primo Benito. En el medio de la tarde debí cortar el paseo y buscar una computadora para entregar unos cambios. Lo mismo pasó al día siguiente. Ser freelance tiene esas cosas. Los pedidos siempre son urgentes. La tapa de la próxima Colors se imprimía el domingo, y como responsable del retoque debía acceder a los cambios que pedían. También tiene un mínimo golpe emocional tener que trabajar en medio de momentos de placer, habiéndose uno comprometido previamente. Por la noche nos emborrachamos y salimos con Hugo. Conocimos chicas aunque no pasó a mayores. Terminamos en Cholula, en una calle que no fue de mi agrado. Me recordó mucho a Thailandia, aunque lo comparé con Ibiza. Lleno de boliches con ese mismo estilo de música electrónica bien comercial y universal. Sonido reventado, jóvenes borrachos al estilo pelicula yanqui universitaria. No sé, no me siento identificado, simplemente pertenezco a otros nicho quizás. Y en ese contexto, no sé cómo acceder a una mujer, porque me siento un sonso más que se acerca sin mucho para ofrecer en ese ambiente. Besé una chica que no me gustaba, creo que por molestia. Nos despertamos en casa de Benito. Fuimos casi en ayunas al estudio para que yo pueda entregar nuevamente los cambios para la tapa de la Colors y luego fuimos a desayunar a un lugar muy lindo. Puebla es muy muy lindo, totalmente Colonial. Iglesias por todos lados, edificaciones bajas. Me gustó. Por la tarde pasé un rato sólo con una amiga de Hugo, pude por unos minutos tener un comportamiento felino con el cual me siento cómodo. Exagerado e ilógico que sólo se puede generar en esa intimidad con una mujer. Nada sucedió. Llegué por la tarde noche al DF y volví a mi temporal hogar. Y así al día siguiente, fue el día de ayer. Tuve una reunión que no fue exactamente como esperaba. Nada está mal, no quiero preocupar. Pero es mi responsabilidad poder relatar. Esto es llegar, esto es más completo y más real.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Llegando a lo desconocido


(la vista desde mi habitación)

Hoy, apenas me subí a un taxi, el taxista y yo vimos una camioneta con música y unas chicas que repartían la bebida energizante Monster. Bastante gente se acercababa a pedir una lata. El taxista me preguntó "quiere una monster". Yo mirando la gente dije "La veo difícil" a lo que el replicó "Difícil no es imposible, quiere una?". "Y dale", le dije. Se acercó con el taxi y tocó bocina pero nada. Me dijo: "Nos bajamos los dos y vamos por una monster?". Yo me reí, que surrealista la situación. Y sí, nos bajamos los dos del taxi por una lata gratis de energizante, pero ya se habían acabado. Fue una linda breve experiencia.

Si bien es chocante y da para reflexionar, haciendo la vista gorda me divierte que todos aquí estén para servirme y me pidan que les mande, me hace sentir más principito. A los mozos, cualquiera sea su edad, se los llama diciendo "joven", ya lo comprobé, siempre se dan vuelta. Me gusta eso.

Apenas saliendo del avión al llegar a México, aún en ese túnel plegable que conecta avión con aeropuerto todos nos detuvimos. Estaba la policía antinarcóticos que agarraría gente al azar. Nos hicieron formar fila, personas a la derecha con sus maletas a la izquierda. Por supuesto no tenía miedo porque no tenía drogas pero ya era un aterrizaje especial, desconocido. Un amable perro nos husmeó a todos sin fanatizarse con ninguno. Luego migraciones. Una señora me hizo varias preguntas, porqué venía, qué hacía, dónde me quedaba, cuánto tiempo, etc. La gota no llegó a caer, y me dio una visa por 180 días. Luego esperar el equipaje que saldría por la cinta número 1. Perfecto, ahí estaban mis valijas sanas. Luego los rayos X, todo bien. Ya estaba cerca de la puerta de salida, o de entrada a méxico. La puerta automática se abrió a lo lejos por otro que pasaba dejando ver a este par de desconocidos que me sonríe y me saluda desde afuera. Ellos eran Leo y Eva, nuevos en mi vida, sólo contactos cibernéticos y gente en común, que me habían ido a buscar al aeropuerto. Yo estaba muy cerca. Y una señora con poco cara de simpática me frena y me dice, "apreté el botón". Un botón rojo se paró ante mi amenazante. Estaba yo tan cerca ya de esa puerta. A pesar de que la señora dijo eso yo levanté mi mano para saludar a la pareja desconocida, sin saber bien si eran o no eran quienes yo creía. Pero para demostrarle a esta señora que yo estaba tranquilo, que había gente que me recibía. Apreté el botón. Todo bien, estaba de suerte. Pasé. Leo y Eva me recibieron con un abrazo. Me llevaron en taxi hasta lo del otro desconocido que me daría alojo. Me invitaron el taxi y hasta me prestaron plata para que tenga algo. Llegamos a lo del Colo, a quien saludaba por primera vez, ya dentro de su casa. Una departamento bien grande, me impresionó, aunque luego entendí que acá lo grande es normal. También, para mi sorpresa, una gatita: Haly. El lunes fue feriado y paseamos un poco y yo ordene un poco mis cosas, contacté gente, etc. Martes fue mi primer día laboral. Recibí una llamada de un número desconocido de alguien que se presentó como "El Gato", me hizo mucha gracia. Y me llamaba para cotizar un trabajo. Horas más tarde me junté con El Gato y posiblemente salga ese trabajo. Más tarde me encontré con otra desconocida y tomamos unas cervezas durante el día. Una muy hermosa mujer en todo sentido. Méxicana pero blanca y de cabellera larga semi anaranjada. La llaman Petite, sí, increíble. Pero tiene un novio de mi mismo nombre y misma nacionalidad. Auch. Quiero volver a verla un millón de veces y hacer un montón de cosas. Almorcé un taco en un lugar y me di cuenta de que no conocía los tacos, estos son tacos. Comí uno de camarón, y fue una sensación increíble. Recuerdo una vez hablando con un italiano que vivía en argentina que me dijo "las pizzas acá son muy ricas, pero no son pizzas". Algo parecido me pasó ayer. Hoy por la mañana también tuve una reuníón con otra desconocida, que me propuso hacer una muestra en un espacio que está por abrir. Yo ya no me ilusiono con nada, disfruto de los hechos. Las proyecciones también tienen lugar en los hechos y si bien es difícil, también se puede disfrutar. Estoy muy contento. Todo marcha bien. Estoy bien. Todos son muy buenos y generosos conmigo. Cosecho la siembra, sin jamás dejar de sembrar.
Todavía no tuve sexo...

lunes, 18 de marzo de 2013

Introducción a un nuevo capítulo


17 de Marzo de 2013
En el avión llegando a Ciudad de México. Cerca de las 17hs hora local.
Aquí vamos otra vez. No sé bien identificar lo que me pasa ahora mismo. No siento realmente nervios. Aunque mi cuerpo no dice lo mismo. Cuello y espalda contracturados y estómago revuelto. No es para menos. Estas últimas dos semanas exprimí y vivencié en su máxima expresión a las palabras estrés, mudanza y movimiento. Se movió todo, para ahora finalmente moverme yo. Somos dos valijas, un corazón, una cabeza, y yo. Eso es todo lo que tengo, todo lo que soy ahora. En estas dos semanas entregué todo. Vendí, regalé, guardé, presté, tiré, doné. Mis cosas fueron repartidas. Y cada día hubo mucho que hacer. Para también poder entregar un departamento vacío y en orden. Al mismo tiempo trabajando (…). Recién ayer a la noche pude ver un mapa de México por primera vez. No soy muy consciente de lo que está pasando. No tuve tiempo de pensar en ello. Sin embargo a veces vienen ráfagas de emoción, vientos de sensaciones. No tengo dudas de que se viene algo grande. Algo nuevo. No tengo miedo. Uno de los aprendizajes que hice es poder fluir estando tranquilo. Mi yo del futuro me llama y me cuida. Mi yo del presente vive y disfruta. Mi yo del pasado me va formando, cada vez mejor. No hay mucho porqué alarmarme. Sólo tengo que vivir, fluir. Vivir intensamente. Se viene algo fuerte. Con tanta ocupación concreta hasta las últimas horas en Buenos Aires aún no pude ni conectar. Pero ya, ya estoy llegando. El viernes fue mi despedida (…). Mi despedida en general fue muy divertida. Liberación de estrés también. Estoy curioso. Tengo interrogantes, pero no me siento nervioso. Necesito descansar un poco también. En breve estaré sentado en algún lugar de México. Suspiro. Todavía no comenzamos el descenso. (…) Empieza algo nuevo. Cambio de capítulo en la vida de Diego Beyró.