lunes, 31 de mayo de 2010

Conversaciones entre un gato y una princesa: Extra Small

(ACLARACIÓN: esta serie de conversaciones se iba a llamar "conversaciones entre un principe y una princesa" pero andy sugirió cambiarle el nombre. Y para que no quede como un robo lo hago publico ;) )

Sony es un gato de departamento, pero le gusta salir a pasear. Más de una vez salimos a caminar o nos tomamos un colectivo o un tren. A veces esta princesa viaja en mi hombro, como si fuese un lorito, otras, metida en la mochila que cargo delante, como si yo fuese un canguro madre. Estar fuera de casa es un gran momento para conversar. Cuando nadie nos está mirando, hablamos con nuestras voces, pero en presencia de los demás, hablamos en el lenguaje de las miradas. Un código que estamos desarrollando Sony y yo, juntos. Ya podemos decirnos casi todo de esta manera. Nos faltan algunos adjetivos y otros pocos sustantivos. Pero es casi un idioma completo. De todas maneras hoy cito una conversación en el balcón y no en una caminata (cambio de último momento):

Balcón...
Sony: Porqué el balcón tiene rejas? Tenés miedo de que me escapé?
Beyró: Bueno nadie las puso por vos. Están desde antes de que llegaras.
Sony: Ya sé, pero no se prepararon antes de que yo llegue? o fuí un accidente?
Beyró: vos no fuiste un accidente, fuiste buscada y lograda. Y volviendo a las rejas, ni idea, yo alquilo, y las rejas estaban desde antes. Son por seguiridad, pero no para que no te escapes, sino para que no entren otros.
Sony: Claro, como Juan, que si entra se enoja, porque es un calentón. No entiende que le quiero tocar la cara despacito y se re enoja...
(ACLARACIÓN: Juan es el gato del vecino de PB que lo vemos a diario acá fuera del balcón)
Beyró: si, es medio jodido Juan. Cuando vos crezcas te voy a dejar salir y vamos a ver qué pasa. Quizás le incomoda el tema de la reja y por eso tiene esas reacciones.
Sony: Beyró, cambiando de tema, si un arbol salta... cae parado?
(ACLARACIÓN, si, Sony me dice Beyró)
Beyró: y... si salta bajito, seguramente caiga parado, si.
Sony: yo una vez vi que uno cayo sentado...
Beyró: No seas mentirosa Sony
Sony: de verdad! un bonzai.
Beyró: no digas pavadas, vos sos un bonzai.
Sony: bueno fué un chiste, dame un besito!
Beyró: jajaja, sony! lo nuestro es imposible, vos sos una princesa y yo un gato. No se puede.
Sony: Daaaale, un besito.
Beyró: Bueno uno, piquito.

Mchua


miércoles, 12 de mayo de 2010

Abuela

Mi abuela es la madre de mi padre, la abuela de mis hermanos, la abuela de mis primos, suegra de mi madre, madre de mis tías.
No no, empiezo devuelta. Mi abuela es mucho más que la madre de mi padre, la abuela de mis hermanos, la abuela de mis primos, suegra de mi madre, madre de mis tías. Mi abuela, es de hecho, mucho más que mi abuela, es... es ella.
Mi abuela es también mucho más que una segunda madre. Compartí mucho tiempo con ella en la infancia, e incluso ahora compartimos muchas charlas, muchos almuerzos. Mi abuela es instructora de una gimnasia yoga y también masajista. No estoy seguro de si sigue siendo masajista, pero no es realmente importante. Recuerdo haber tomado masajes con ella. Recuerdo que me tapó posteriormente y me dejó con mi cuerpo descansado. "Tenés frio? me preguntaba... eso es porque el masaje hizo efecto". Y el acto de taparme contaba con más ternura que el de cualquier otro simple masajista.
Ella es también artista plástica, una gran pintora. Fotografa hasta el día de hoy de los eventos familiares. Una gran creativa. Además de todas estas anomalías, ella también es una abuela y muestra la hilacha con los regalos navideños, lo que me hace quererla con más ternura aún, porque entonces recuerdo que claro, es mi abuela!
Mi abuela se llama Irene Arcos, y es nieta de Santiago Arcos, un pintor español, que por cierto, tiene un cuadro en el Prado. Como a la mayoría de las abuelas los nietos le pusieron un apodo, esto no me tocó a mi por ser casi el menor de los nietos. A Irene le decimos Chiche. Desde mi edad 0 Chiche fue un nombre muy común para llamar a Irene, mi abuela. Ahora voy a contar una anecdota que en realidad no es muy graciosa pero que nunca me la olvido y que de hecho Chiche no la sabe.
Siempre fui un gran malcriado por Chiche, me llebava siempre al shoping, a los jueguitos del unicenter, a la feria del libro, al zoo, al jardín japonés, etc etc. A veces a alguno de estos programas se sumaba algún amigo o primo de la edad. Recuerdo entonces una vez que Chiche estaba llegando tarde, y nosotros estabamos ansiosos porque queríamos salir de paseo con ella. Pero Chiche se estaba demorando bastante. Entonces con una maldad muy inocente dijimos: "chiche no viene porque debe estar jugando con sus chiches". Y nos reimos.
Todavía conservo una pizca de culpa por haberme reido así de mi abuela y de su apodo. Esa, fue la primera vez que tomé distancia de su apodo y lo vi como algo gracioso. La única.
Chiche me llevaba al zoológico con frecuencia. Yo me trepaba a los arboles y ella leía un libro en un banco. El programa era genial para los dos. Siempre me compraba algo.
También fuimos a muchisimos museos. Bellas Artes, Proa, Recoleta, Palais de Glace, etc etc y muchisimas muestras.
Siempre me llamaba la atención su manera de pronunciar Rodin (el escultor francés). De grande entendí que en francia se dice así. Pero de chico nunca lograba comprender porqué ella no decía simplemente Rodin, como suena.
Chiche es española, pero creció en francia, hasta su llegada a Buenos Aires a los 15 años.
Algunos fines de semana iba a dormir a su departamento en el centro. Allá armaba rompecabezas que ella me compraba o dibujaba en hojas blancas con esas reglas de arquitectura con curvas. Recuerdo que con esas reglas construía naves para unos seres que eran como moscas.
Un poco más cercano a la adolescencia, en mi epoca punky, ir a su casa en el centro me permitía ir a tower records en avenida sta fé para comprar algún disco de green day o los ramones, o llegar hasta la quinta avenida, con mi walk-man pintado de verde.
Chiche, mi abuela, me hizo probar la palta, de la cual hoy soy fanático. Me dijo que era un buen alimento y la comimos con sal y limón. Aún lo recuerdo, cortada al medio, y la comimos con cuchara, tal cual lo hago now a days.
Chiche me enseñó a agarrar la cuchara. Hace poco lo conté en un evento con otros primos y todos se rieron, pero es cierto. No sólo la cuchara sino algunos otros modales para la mesa.
Mi abuela no me dijo "no hables con la boca llena", me dió un consejo mucho más útil: "comé de a bocados pequeños, entonces si alguien te pregunta algo justo cuando tenés comida en la boca, vas a tener tiempo de masticarlo y tragarlo, para después poder responder". También me dijo que no hay que comer todo rápido porque dificulta la digestión. Jamás me obligó a terminar la comida, todo lo contrario: "nunca sigas comiendo si no tenés más hambre".
Con Chiche hablamos de todo, pero de todo. Su historia de vida es admirable y sumamente escuchable con placer. Ella confiesa que aún hoy sigue aprendiendo barbaridad de cosas. Habla con mucha paz sobre el item "muerte", que a tantos les estresa. Dice estar preparada y lo veo, le creo, eso me hace sentir preparado.
A Chiche la admiro, con pasión y lo mejor de todo es que ella me admira, muchisimo. Un feedback sumamente agradable.
Podría seguir hablando lineas y parrafos sobre ella, pero ya.

Un saludo a mi abuela que me está leyendo!