lunes, 29 de octubre de 2007

Mamá en Treviso

Llegó aquí el jueves 18, después de haber pasado unos días en Madrid. Con Andrés la recibimos en el aeropuerto de Venezia. Fuimos directo a mi departamento. Ascensor con valijas. Llaves y puerta. En ese momento usualmente Siemens sale corriendo antes de que yo entre. Llamativamente, y para el encanto de Mamá, él nos esperaba posando en su sillón de una manera tierna. Adentro, ella pudo ver y recorrer el grande y agradable apartamento en el que vivo. También dejar sus cosas en lo que esos días sería su cuarto. Sin mucho más, porque en Treviso todo se hace más temprano, salimos a buscar un lugar para comer. El que creía oportuno estaba cerrado. El plan B tenía un recital en su interior y una manada de jovenes exaltados. El plan "imporovisación" nos hizo caminar un poco por el pueblo. Tipo 11 de la noche era realmente dificil encontrar un lugar. Finalmente unas pastas nos trataron muy bien en un pequeño restorant en frente de un canal. Post cena, los dos fumadores volvimos caminando a mi casa. Al día siguiente ella pudo conocer un poco con mis indicaciones. Yo volví temprano de trabajar y fuimos a conocer otro poco más, tomar un café, pasar por el super y caminar un poco más. Ella encantada por la ciudad, verdaderamente bonita. El sábado fuimos al mercado. Un sector del centro de treviso se convierte en puestitos con todo tipo de cosas. Ella me mimó comprandome algunas cosas. Con fiambre italiano y fresco hicimos unos sandwitchs en casa. El plan de venezia se hizo un poco tarde y hacía bastante frio. Podíamos ir al día siguiente. Esa noche salimos a comer en treviso. Un lugar especial para los amantes del pescado. Una picada de entrada y unos fideos con salsa negra compartidos como plato principal. Después de cada bocado había que limpiarse la boca. Deliciosos. La dejé en casa durmiendo e hice una salida de joven. Entonces el domingo, un poco antes del mediodía, partimos caminando hacia la estación de tren. A él lo esperamos y en él nos subimos. Yo estaba con la emoción que siempre me agarra cuando voy con alguien primerizo a Venezia. Y esta vez era mi madre. Ahh, y en el día de la madre. Ella con su coca light y yo con mi agua, los dos con un cigarrillo. Antes de salir de la estación pasamos por el baño. Pasando los ventanales, lo de siempre, Venezia. Por supuesto que a ella le encanto. En el vaporeto (barco-bus) se sintió en una película. Llegamos sin caminar hasta San Marco. Millones de palomas, y decenas de miles de turistas nos estaban esperando. Entre ellos caminamos. Una poco gentil pareja de jovenes nos sacó una pesima foto. Después pedimos más a otros. Como espectadores fuimos relajadamente andando. Frenamos a almorzar en el Rialto. Pizza.
Luego caminamos. Después café. Seguimos caminando. Venezia es agradable para caminar. No hacía tanto frio como la jornada anterior. Esa noche cenamos en casa.
Al día siguiente ella conocería el lugar donde "trabajo". Tipo 9.30 de la mañana ya estabamos en Fabrica. Se impresionó e impactó con el lugar. Es que lo es. La arquitectura la intimidó, y como madre se sintió tranquila de no estoy en la lona.
El martes tomó su avión. A último momento trató de meterme en su valija y llevarme con ella pero Siemens lo impidió. Asique sigo aquí. Pero ahora ella sabe, porque lo chequeó, que estoy en perfectas condiciones.


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